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La Corte Suprema se equivocó: quiénes somos sí importa

Imagen de Giovanna Guerrero-Medina
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Becados de la Academia Yale Ciencia Academy, un programa que promueve la diversidad en las ciencias

 

El fallo de ayer de la Corte Suprema de los EEUU sobre las admisiones informadas por la identidad racial de una persona no fue una sorpresa. Pero aún así dolió.

La semana pasada, di la bienvenida en Yale a 30 estudiantes talentosos, procedentes de diferentes instituciones en Estados Unidos y Puerto Rico y de diversas identidades y experiencias de vida. Vinieron como parte de la Academia Yale Ciencia–un programa que fundé y que dirijo–a pasar unos días de creación de comunidad, desarrollo de liderazgo y planificación profesional. La alegría de celebrar sus éxitos y contribuciones en la ciencia pronto se convirtió en frustración, tristeza y enojo cuando escuché que el Tribunal Supremo había anulado la acción afirmativa con un voto de 6-3.

De más está decir que la Corte Suprema se equivocó. Su decisión ignora un amplio conjunto de estudios que demuestran la desigualdad racial en la educación, la salud y la economía. Durante 60 años, la acción afirmativa fue una herramienta eficaz para nivelar el terreno de juego y enriquecer la diversidad de los graduados universitarios y la movilidad social de las personas. Su reversa envía varios mensajes tóxicos. Entre ellos, que nuestras identidades culturales y experiencias vividas no son una faceta importante de lo que somos como estudiantes y académicos; que la diversidad de los estudiantes no es un aspecto que las instituciones deban valorar a la hora de establecer sus entornos de aprendizaje. 

Como líder de Ciencia Puerto Rico, sé que estos mensajes no son ciertos. Nuestra organización se basa en el principio central de que nuestra herencia cultural e identidad social es un activo importante que enriquece la ciencia y que debe ser celebrado y valorado. Para muchos de los científicos e innovadores inspiradores de nuestra comunidad, la falta de recursos financieros o las interrupciones constantes de los apagones eléctricos y el cierre de escuelas no detuvieron su educación y capacitación. En cambio, a través de la acción afirmativa, las universidades pudieron valorar sus experiencias y lo que aportan además de sus habilidades científicas.

Más aún, como líder de programas educativos en Yale, una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, he visto de primera mano lo mucho que todos se benefician cuando hay diversidad entre los estudiantes y el profesorado.

Aunque estoy triste, enfadada y asustada por lo que la decisión del Tribunal Supremo pueda significar para las futuras generaciones de estudiantes y científicos puertorriqueños, sé que esta no es la primera ni la única dificultad a la que nos hemos enfrentado como comunidad. En momentos como este, me acuerdo de la canción Días y Flores de Silvio Rodríguez y de cómo su rabia hacia la injusticia, hacia la malicia, hacia la mezquindad es su “más bella flor”. La ira y la injusticia que siento en este momento me impulsan a seguir trabajando por lo correcto. En lugar de desesperar, la decisión de la Corte Suprema ha dejado las cosas más claras. Necesitamos a CienciaPR y a las personas que la componen hoy más que nunca. 

Insto a los miembros de nuestra comunidad, y especialmente a les miles de profesores y líderes administrativos, a expresarse sobre la importancia crítica de la diversidad en las ciencias (como en este artículo de la Dra. Carmen Maldonado); a que sigan apoyando los esfuerzos por diversificar el mundo académico; y a rechazar los impulsos de las instituciones de reducir todas las iniciativas de diversidad por miedo a demandas y represalias judiciales.

La decisión de la Corte Suprema no limita nuestra capacidad de asesorar a los estudiantes a través de programas institucionales u organizaciones sin fines de lucro como Científico Latino o NRMN. No impide que las universidades visiten instituciones que sirven a grupos minoritarios y que busquen establecer relaciones duraderas y sostenibles con ellas. No habla de limitar programas de desarrollo profesional, de verano o de posgrado (en Yale dirijo PATHS, la Academia Yale Ciencia y el Intersections Science Fellows Symposium). No limita la capacidad de una institución de celebrar las experiencias vividas y las diversidad de profesores y estudiantes y mostrar cuánto valoran y aprecian su presencia (la serie Background Through Breakthrough de mi colega Mónica Feliú-Mójer es un buen ejemplo de cómo hacer esto bien). La decisión no impide que los programas anuncien oportunidades en redes como CienciaPR, SACNAS, ABRCMS, SHPE y los muchos grupos BlackInX. Finalmente, por favor recuerden a sus colegas en admisiones que aún pueden pedirles a los estudiantes que hablen sobre el valor de sus experiencias vividas en ensayos personales. Para obtener más información e ideas, consulte esta guía sobre cómo promover la equidad dentro de los parámetros de la ley actual del Othering and Belonging Institute.

Finalmente, a los estudiantes en los EE.UU. y Puerto Rico que forman parte de CienciaPR, si te has sentido afectado por la decisión de la Corte Suprema, por favor recuerda que tu lugar de origen siempre será una parte importante de quien eres como científica o científico. Habla con un mentor de confianza para obtener orientación y apoyo, y si no tienes uno, usa la comunidad de CienciaPR para conectar con alguien.

Doy gracias por la comunidad de CienciaPR. Su presencia, su voz, sus conexiones y ejemplo son lo que necesitamos para avanzar hacia un mañana más equitativo.

Giovanna

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