El cambio climático amenaza las importaciones y aumenta la vulnerabilidad alimentaria de Puerto Rico

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Por: 

Carlos Tolentino Rosario y Amanda Pérez Pintado
Esta imagen de archivo muestra una plantación de plátanos arruinada tras el paso del huracán Fiona, en Peñuelas. (Ramón “Tonito” Zayas)

Fuegos forestales, lluvias torrenciales, sequías y calor extremo afectan a los países que suplen al archipiélago, lo que obliga a aumentar la producción local, según expertos

 

En una isla que importa el 85% de lo que consume, ver las góndolas llenas de productos en los supermercados, pese a que el último desastre natural fue hace un año con el huracán Fiona, no oculta un hecho irrebatible: Puerto Rico está a merced de los estragos del cambio climático en los países que le suplen alimentos, coincidieron múltiples voces consultadas por El Nuevo Día.

Según un informe publicado, en abril, por el Departamento de Agricultura federal (USDA, en inglés), son, precisamente, estas jurisdicciones las de mayor protagonismo en la exportación de alimentos a Puerto Rico. Arroz, carnes, café y plátanos, principales en la dieta básica boricua, están en la lista. Por lo tanto, cualquier restricción que impongan los gobiernos –por ejemplo, para asegurar el consumo local–, o la interrupción en la producción tras un evento climático extremo, pondría en riesgo la seguridad alimentaria en Puerto Rico y expondría aún más la vulnerabilidad.

A juicio de la doctora boricua Uriyoán Colón Ramos, quien es profesora asociada en nutrición de la Universidad de George Washington, la percepción de que no hay razones para alarmarse no se debe a la ausencia de “conciencia agroecológica”, sino a la desvinculación en cada acto individual y de política pública en la capacidad nutricional del país ante el cambio climático.

“En Puerto Rico, no es difícil (comprender los riesgos del cambio climático), porque lo vemos todos los días con tornados y cosas que no se veían antes. Lo vemos más frecuente, más intenso… la gente está sintiendo los efectos personalmente”, consideró.

La respuesta –casi inmediata– de los consumidores al abarrotar los supermercados, cuando se alerta de la cercanía de un ciclón, es un ejemplo del planteamiento de Colón Ramos, pues la población conoce –porque lo ha vivido– que fenómenos como estos pueden alterar la estabilidad de la distribución de alimentos, tal como ocurrió tras el huracán María, en 2017.

“Cuando hablamos de nuestra vulnerabilidad (de nutrición), no se determina mirando solamente las fronteras de Puerto Rico, sino que se estira hasta donde vengan y procedan los productos que consumimos en Puerto Rico”, indicó el investigador y experto en Salud Ambiental, Pablo Méndez Lázaro, integrante del Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático (Ceacc).

Colón Ramos, quien se desempeña como investigadora de seguridad nutricional y salud pública a nivel global, aseveró, por su parte, que, para encaminar cambios que garanticen una mejor posición de Puerto Rico frente a las amenazas en el suplido de alimentos, la sociedad tiene que aceptar que el sistema de la cadena alimentaria actual “no puede continuar así, porque ha estado empeorando”.

Hace más de 70 años, (el sistema de importación en Puerto Rico) ha estado empeorando y no nos hemos dado cuenta. Si seguimos así, no sé cómo vamos a comer”, cuestionó.

Agricultura hace llamado a la adaptación

El secretario del Departamento de AgriculturaRamón González Beiró, sostuvo que, en algún momento, todos los mayores productores agrícolas han enfrentado eventos climatológicos, que los han obligado a restringir exportaciones, por lo que “el mercado se nutre de otros lugares”.

“El cambio climático viene ocurriendo hace millones de años y esto no es algo que va a ocurrir de un día para otro, así que, para enfrentarlo, nosotros tenemos que seguir adaptándonos. Uno de los renglones de nuestras vidas que viene adaptándose por todos esos millones de años es la agricultura. Nuestras semillas, nuestros cultivos, nuestros hábitos alimenticios se van modificando”, planteó.

En un estudio, publicado en 2019, el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico definió la seguridad alimentaria como “la disponibilidad en todo momento de suficientes suministros de alimentos básicos”. Precisamente, fue aquí que se incluyó el último porcentaje estimado –85%– sobre la importación a la isla.

¿De dónde importa Puerto Rico?

Fuera de Estados Unidos, la mayoría de las importaciones a Puerto Rico provienen de la Unión Europea (UE), según el USDA. De allí, llegan bebidas alcohólicas, como vino y cerveza, carne de cerdo, cereales y vegetales procesados, entre otros alimentos.

Como manifestación evidente del cambio climático, los gobiernos de la UE advirtieron, el año pasado, que el 64% de la extensión del bloque atravesaba la peor sequía desde, al menos, 500 años. Tan reciente como en junio, España informó que, debido a la falta de lluvia, la elaboración de aceite de oliva se redujo casi a la mitad respecto al promedio anual, por lo que el precio del producto aumentó.

Canadá, República Dominicana, México y Chile también son fuentes de importaciones importantes.

González Beiró indicó que uno de los productos que Puerto Rico más importa es el arroz, y sostuvo que el archipiélago cuenta con un inventario almacenado del grano para alrededor de 60 días. “Es bien importante que, cuando la gente escuche una noticia, no salga corriendo porque vacía las góndolas y trastocan lo que es esa cadena de suministros que está ya programada”, enfatizó.

El mes pasado, la India anunció que reducirá drásticamente algunas exportaciones de arroz debido a los efectos del fenómeno El Niño, lo que causó compras de pánico en Estados Unidos. En Puerto Rico, se descartó que haya escasez.

El climatólogo Rafael Méndez Tejeda enfatizó que “la productividad de estos países (exportadores) se puede ver afectada” por fenómenos como El Niño. “Por lo tanto, si ellos no tienen (productos), no nos pueden vender”, señaló.

Analizó que, aunque Puerto Rico mantenga en 15% la producción de alimentos, su dependencia de la importación pone la capacidad nutricional de la isla en desventaja, y declaró que “negarlo no va a hacer que desaparezca”.

“Estamos a la merced de cómo el clima pueda afectar otras regiones”, acotó el también director del Laboratorio de Investigación en Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Carolina e integrante del Ceacc.

El cambio climático no solo impacta la producción, sino también la transportación de los productos, indicó, por su parte, Myrna Comas Pagán, catedrática jubilada del Recinto de Mayagüez de la UPR y exsecretaria de Agricultura. “Los productos agrícolas tienden a ser bien perecederos. Los sistemas de refrigeración tienen que ser más efectivos para contrarrestar los aumentos de temperaturas”, señaló.

Fotografía de la icónica Torre CN (al fondo) prácticamente invisible debido al humo de los incendios forestales de la provincia de Quebec, desde una calle en el centro de la ciudad de Toronto, Canadá. EFE/Julio César Rivas
Fotografía de la icónica Torre CN (al fondo) prácticamente invisible debido al humo de los incendios forestales de la provincia de Quebec, desde una calle en el centro de la ciudad de Toronto, Canadá. EFE/Julio César Rivas (Julio César Rivas)

 

Reto para los agricultores

La alta dependencia de alimentos importados ha creado “un ambiente vulnerable e inestable de suministros y disponibilidad de alimentos”, según el estudio del Instituto de Estadísticas.

“Para nosotros, es indispensable aumentar esa producción de alimentos pensando en que somos isla, en que estamos en una zona de huracanes, en que Puerto Rico está en una zona caliente”, sostuvo Comas Pagán, añadiendo que también se deben desarrollar estrategias para almacenar los alimentos.

Para los agricultores locales, entretanto, el cambio climático trae retos, como planificar las siembras y cosechas ante la falta de lluvia e identificar razas de animales que puedan enfrentar mejor las altas temperaturas, acotó.

El ganadero Héctor Cordero Toledo, presidente de la Asociación de Agricultores de Puerto Rico, indicó que, este año, el calor que típicamente se espera entre septiembre y octubre “se nos adelantó para mayo”.

“Eso nos tomó por sorpresa, hasta cierto punto, y lo que nos ha hecho es tener que adelantar todas las estrategias y todos los protocolos para controlar el asunto del calor”, abundó.

En la misma línea, Méndez Lázaro expuso que los cambios abruptos en el clima amenazan la estabilidad del sector agrícola, porque obliga a los agricultores a incurrir en gastos no presupuestados para mantener su capacidad de producción en medio de una competencia de venta que calificó como “desleal” frente a los productos importados.

Resiliencia ante el cambio climático

La agroecología figura como una herramienta para enfrentar los retos del cambio climático, afirmó Ian Pagán Roig, del Proyecto Agroecológico el Josco Bravo, en Toa Alta.

Las prácticas agroecológicas, explicó, van dirigidas a conservar los recursos naturales y, típicamente, involucran el policultivo, o cosechar diferentes alimentos sobre un mismo terreno, y limitar o evitar el uso de plaguicidas.

“Es una forma de hacer agricultura como si el planeta Tierra fuera el único planeta que tenemos”, expresó el agrónomo y agricultor. “No lo podemos dañar, no podemos dañar sus recursos”, añadió.

 

 

 

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